Yzquierdo, el diseñador cerebral
Así le definió Iván Tubau, no solo por su laconismo, sino por la rigurosa aplicación de sus conocimientos de dibujo técnico y la búsqueda de lo esencial en sus cubiertas.
El texto que sigue es lo que he podido reunir sobre la figura de Pelayo Izquierdo Lagala (1931-2005). Que firmase casi siempre como Yzquierdo, y en ocasiones como Scevola, no ha ayudado mucho a la hora de rastrear su trabajo. Dada su difusión prefiero mantener la grafía de su apellido con Y, como él mismo dejó firmado junto a su profesión en la cubierta del nº 78 del Boletín del Gremio Sindical de Maestros Impresores (1966): pelayo yzquierdo | grafista. Como ya nos ha pasado con otros diseñadores de la época, las referencias son escasas, pero sirven de punto de partida para seguir buscando. En su caso aparecieron dos, ambas posteriores a su fallecimiento: un artículo de Sebastiá Duatis, ahora profesor en la Escola Massana y antes alumno suyo en la misma titulado “Pelayo Izquierdo: Recordando al viejo profesor”, y publicado en el nº 118 de la Revista Visual (enero de 2006). De ahí sabemos que compatibilizó su trabajo como diseñador con la docencia en la escola, interesado en dotar a los estudiantes de unas bases técnicas adecuadas impartiendo las asignaturas “matemática y diseño”, “semiología gráfica” o “color”.

El otro, de carácter más personal, es el texto de Daniel Tubau publicado el 8 de julio de 2005 en su blog de entonces, dos días después de la muerte de Yzquierdo. En el mismo lo sitúa en el entorno de amistades de su padre (el escritor, dibujante, periodista, actor y muchas otras cosas más, Iván Tubau), y señala su carácter didáctico:
“Mi hermana Natalia y yo, que compartimos parte de nuestra infancia con su hijo Pablo, siempre sentimos mucho respeto y cariño hacia él. Explicaba muy bien las cosas, no sólo las del diseño: recuerdo cómo me fascinaban algunas explicaciones de ilusiones ópticas, que iba dibujando sobre la marcha.”
El prolífico Iván Tubau, ya fuera con su propio nombre o con su seudónimo de caricaturista Pastecca, escribió en los sesenta y setenta varias guías profesionales para la editorial CEAC, reeditadas algunas de ellas hasta los años ochenta: Dibujando historietas, Dibujando carteles, Dibujando anuncios, Dibujando caricaturas, y la que más nos interesa, ya que incluye una breve entrevista al Pelayo Yzquierdo diseñador, Dibujando cubiertas de libros (1969).
Además de aspectos técnicos, históricos y temáticos, dedicó un capítulo a recoger las impresiones de dos diseñadores, ambos amigos suyos, con estilos que consideraba opuestos. Uno es Fermín Garbayo, al que llama el “diseñador colorista”, y otro Pelayo, “el diseñador cerebral”. Aunque el texto de Tubau señala que la formación de Yzquierdo fue esencialmente autodidacta, su nombre aparece en el boletín de la Llotja en 1953, como alumno de Delineación premiado en la asignatura Dibujo de planos. Trabajó como delineante hasta 1963, año en que decidió dedicarse enteramente al diseño gráfico. Anteriormente había realizado algunos trabajos publicitarios en sus horas libres, y resultado finalista del concurso de carteles del Festival de Festivales de Ópera del Liceo en 1962. Yzquierdo considera que la realización de cubiertas de libros es su campo preferido y declara haber realizado unas 120 desde 1963 hasta 1969, año de publicación de la entrevista. También cita a sus referentes del momento: Willy Fleckhaus (Ediciones Suhrkamp), las colecciones SM Kriminalroman (Signum Verlag) y Penguin Crime, Rudolph de Harak (McGraw Hill), y entre los españoles, Daniel Gil (Alianza), Jordi Fornas (Edicions 62) y la Biblioteca Formentor de Seix Barral.
Del texto también se extraen sus premisas a la hora de realizar una cubierta. Para Yzquierdo, la cubierta es un pequeño cartel que anuncia el libro, y como tal debe dar una idea gráfica del contenido, no ilustrarlo. Para ello se debe encontrar una disposición adecuada del grafismo y la tipografía, que mantenga cierta economía de medios, un centro de atención único y sea de fácil lectura. Un primer ejemplo de este enfoque es su serie de manuales para Editec/Rede. Sobre los libros técnicos dice Yzquierdo que “es necesario un conocimiento más profundo del tema, para poder sintetizarlo de un modo gráfico. La mayor dificultad reside en la carencia de un lenguaje de símbolos de dominio común”.
Pero donde vemos al mejor Yzquierdo es en Círculo de Lectores, donde mostró todo su talento en una serie de cubiertas aún hoy recordadas. Junto a Liarte, es el mejor exponente de la renovación estética que significaron los libros del Círculo, abandonando las cubiertas pictóricas y apostando por soluciones tan llamativas como efectivas, siguiendo las premisas que defendía en la entrevista citada: síntesis, tipografía y color. Desplegó ahí todas sus herramientas, asentadas en un dominio del dibujo técnico, el interés por la ilusiones ópticas y jugando con el color y el espacio negativo.





Aparte de Círculo de Lectores, hay alguna otra editorial por la que pasó de la que tenemos noticia. Editorial Favencia, cuyo catálogo estaba orientado a la reedición de las aventuras de Rocambole, Sandokan o El Coyote, intentó abrirse a la literatura seria con la publicación en 1971 de la colección Los grandes de la novela española. Rompió con sus habituales cubiertas ilustradas encargando el diseño a Yzquierdo, que mantuvo su estética durante los siete números que duró la experiencia.
El pintor y diseñador Jordi Sánchez, otra figura destacada del diseño editorial de los setenta y ochenta, nos contó algunos detalles de su relación con él:
Le conocí en 1963. Yo era un joven estudiante de arte que además trabajaba en editorial Vergara como ilustrador, y realicé algunas portadas para Círculo de Lectores, cuando él era ya un diseñador completo. Un tiempo después dejé de trabajar en dicha editorial y perdimos el contacto hasta que en 1975 nos volvimos a encontrar en la Escola Massana; él ya hacía un tiempo que era profesor y yo acababa de empezar como tal en la misma. Como docente fue muy estricto en la búsqueda de la síntesis y el estudio del color; colaboré con él en la Escola Massana en dicha materia, impartiendo clase en 1º y 2º curso.
Me gustaría destacar que mi colaboración profesional con él fue en contadas ocasiones. Pelayo había diseñado una colección de libros de ciencia ficción para editorial Bruguera y me pidió si le podía ilustrar una cubierta para la obra El circo del Dr. Lao, cosa que acepté con sumo agrado. A raíz de ese trabajo conjunto hicimos varios trabajos para dicha editorial que significaron el inicio de un cambio en profundidad del diseño de dicha editorial.
La colección de la que habla Jordi Sánchez es Nova Ciencia Ficción, para la que Yzquierdo, bajo el seudónimo de Scevola, diseñó esta onda dividida en dos, que se reproducía en la cubierta y se ilustraba con material de agencia, encargos a dibujantes o con propuestas del propio diseñador.

Yzquierdo y el cine
El nombre del diseñador también aparece en algunos de los libros sobre crítica cinematográfica de Iván Tubau. En Hollywood en Argüelles: cine americano y crítica española (1984) escribe:
No fabrico arquetipos ni hablo de personajes imaginarios. Eran -y son- amigos míos, tienen nombre y apellidos: se llamaban, por ejemplo -y se siguen llamando-, Rafel Serrano, María Ferré, Pelayo Yzquierdo, Victoria García, Marina Pino, Elisa Revilla; ninguno desembocó en la crítica de cine (por eso les he citado a ellos y no a otros), pero todos eran cinéfilos en mayor o menor medida al iniciarse los 60, todos cayeron en las garras de Cinema Universitario primero y Nuestro Cine después, todos desaprendieron a ver cine, comenzaron a desconfiar de sus gustos y pensaron que se habían equivocado porque eran niños que habían visto demasiadas películas de Hollywood sin chichonera, que confundían “cine” con “cine americano”, que seguramente El gatopardo era mejor que Río Rojo.
Poco sabemos de la vida personal de Yzquierdo, aunque sí que la citada Marina Pino, periodista y escritora, fue su esposa. En otro de sus libros, Crítica cinematográfica española: Bazin contra Aristarco, la gran controversia de los años sesenta (1983), Tubau les agradece a ambos el acceso a su amplia colección de revistas de cine. Aunque no fuese de manera profesional, sí sabemos que ejerció como crítico cinematográfico en esos movidos años sesenta en que los nuevos cines europeos irrumpían con fuerza y daban lugar a la llamada Escuela de Barcelona. Quizá sea esta relación con el ambiente cinéfilo barcelonés la que acercó a Yzquierdo y a Vicente Aranda, y que facilitase su presencia como responsable de los títulos de crédito de algunos de sus primeros films: Fata Morgana (1965), Clara es el precio (1975) y Cambio de Sexo (1977). Destacan sobre todo los de Fata Morgana, por su dinamismo y su apuesta radical por la tipografía en movimiento como elemento esencial. La sombra de Godard es alargada aquí. La secuencia de créditos viene precedida de una serie de viñetas que algunas fuentes también atribuyen a Yzquierdo, aunque realmente son obra del dibujante José Julvé.
Hay algún ejemplo más en este campo. En su libro El diseño gráfico en España (1997), Enric Satué solo cita a Yzquierdo en el apartado dedicado al diseño para televisión, con una afirmación quizás exagerada y poco justa para los rotulistas de la cadena pública.
Casi treinta años después Televisión Española obsequió a sus telespectadores aficionados al diseño con la primera cabecera correctamente diseñada para un programa de cierta audiencia (en la segunda cadena) que se llamó Memoria de España, obra del diseñador gráfico Pelayo Yzquierdo.
Memoria de España fue una de las primeras series documentales que abordó la historia de España tras la muerte de Franco, conducida por Fernando Rey (1983). Nos queda la duda, a pesar de entusiasta cita de Satué, de que la cabecera de Yzquierdo se llegara nunca a utilizar. En el único episodio de la serie publicado en el archivo de RTVE la cabecera es otra y está acreditada a Luis Martínez.

Cerramos este repaso con uno de los últimos trabajos de los que tenemos noticia es un nuevo ejemplo de diseño invisible, del que vemos a diario y nunca nos paramos a pensar en su autoría. En 1986 se ocupó de renovar la cabecera del Diari Oficial de la Generalitat, que se mantuvo hasta la nueva versión de 1998, a cargo del estudio de Josep M. Trias.

Tengo que agradecer a Daniel Tubau y a Jordi Sánchez sus inestimables aportaciones, a desescribir por el post en su antiguo blog que me sirvió de punto de inicio y a Alejandro Macías por la rápida respuesta a mis dudas. Si quieres contribuír con algún dato, cualquier aportación es bienvenida en los comentarios.
He encontrado este artículo por casualidad. Mi tío Pelayo, un " pequeño gran hombre", como le llamaron en la Massana. Un intelectual y un artista. También quiso ser director de cine...!Gracias por recordarlo a el y a mi tía Marina, una avanzada a su época! Siempre nos traía libros con sus cubiertas, y guardo estudios de sus dibujos...En la calle Rosellon había un hotel para el que diseño desde los anagramas de las servilletas hasta las letras de la fachada...