Portada de Álvaro

Unas notas biográficas sobre este ilustrador esencial en las colecciones de Plaza & Janés de los sesenta y setenta.

Los Siete

Como contaba en la anterior publicación, este proyecto comenzó intentando recabar información sobre un grupo de ilustradores, los autores de la sobrecubiertas de la colección Libros Reno, de los que se sabía poco o nada. En sus notas autobiográficas¹, Roser Muntañola escribe:

En editoriales como Plaza & Janés nos encargaron, durante varios años, la realización de portadas de libros a partir de la sinopsis: con este extracto de lo más relevante del libro nos hacíamos una idea general del tema tratado, y así confeccionábamos la portada que teníamos que entregar a la semana siguiente. Éramos siete dibujantes y yo era la única mujer.

Estamos a mediados de los sesenta, y echando un vistazo al catálogo de la editorial podemos deducir quienes eran esos siete a los que se refiere: el primero es Joan Palet, el más veterano del grupo (unos veinte años mayor que los demás) y con una larga trayectoria ya como portadista e ilustrador en los cuarenta y cincuenta para Josep Janés y otros editores. Los demás vienen de dos en dos. Álvaro Pradera (que siempre firmó como Álvaro) y Jaume Gracia, amigos desde muy jóvenes y formados pintando carteleras en los cines de Barcelona; los hermanos Raimon y Josep Maria Cobos Sanromà, que se repartirán los apellidos para firmar sus trabajos (el primero como Cobos y el segundo como Sanromá) y finalmente la pareja formada por Ciro Oduber y Roser Muntañola, juntos desde su formación artística en Buenos Aires y llegado (él) y retornada (ella) a Barcelona en 1961. Hay más nombres, pero ya los iremos desgranando en las siguientes semanas y dando cuenta de lo que hemos podido averigüar sobre ellos. Hoy le dedicaremos nuestro tiempo a Álvaro, sin más razón que haber sido el primero al que pudimos identificar.

¿Quién es Álvaro?

Dimos con él a través de Valderrobres (Teruel). Este precioso pueblo de la comarca del Matarraña es el lugar donde tenían Gracia y Álvaro sus segundas residencias (la familia del primero era originaria de allí) y eran conocidos por colaborar en la elaboración de las carrozas y los carteles de las fiestas del pueblo. En el castillo de Valderrobres se mantiene una sala dedicada a la obra pictórica de Álvaro. Manuel Siurana, director de la Fundación Valderrobres Patrimonial, nos puso en contacto con la familia de Álvaro y así pudimos ir completando su biografía.

Álvaro Pradera Chaves (1929-1985)

Antecedentes familiares

Nos parece importante detenernos aquí un poco por la especial relevancia de su familia paterna, vinculada a los orígenes de la exhibición cinematográfica en España. Su padre, Julio Pradera, se dedicaba junto a sus hermanos mayores José y Manuel al negocio de las ferias ambulantes. En 1903 compraron una cámara y un proyector Lumière, filmando y exhibiendo por varias ciudades de la península. Se hicieron un nombre creando la primera sala estable de cine en Valladolid -el Cinematógrafo Pradera- y en 1910 el Teatro Pradera, que se mantuvo en funcionamiento hasta 1967.

Julio Pradera anunciándose a toda página en El Eco Artístico (1911)

En 1911 Julio era ya un reputado agente artístico con contactos y espectáculos tanto en la península como en América, pero su vida personal había sido y seguiría siendo ciertamente azarosa, dilapidando el dinero de los negocios familiares en una vida desenfrenada en Barcelona y Santander. De sus romances diversos tuvo cinco hijos con mujeres con las cuales no llegó a casarse. De su relación con la bailarina Adela Chaves, nacieron Julio, Álvaro y José Manuel. Adela Chaves había nacido en Sevilla en 1910, y es posible que se formara como bailarina en la Academia Pericet, ya que en 1924 aparece su nombre entre las integrantes de su compañía de baile, de gira por varias ciudades españolas.

Álvaro Pradera Chaves nació en diciembre de 1929, cuando la familia estaba ya asentada en Barcelona. Durante un tiempo, Adela se hizo también cargo sus hijastras Julia y Araceli al morir la madre de éstas, pero al nacer el menor de los hermanos, José Manuel, Julio abandonó a la familia. Viéndose superada por la tarea de cuidar sola de cinco hijos, Adela le pidió que se llevase consigo a sus hijas, que terminaron al cuidado de su tía Polonia en Valladolid.

Tenemos pues a un Álvaro que se crió con su madre y sus hermanos, obligado desde muy joven a hacerse corresponsable de la economía familiar. Su formación artística fue esencialmente autodidacta, aunque pasó por las salas del Círculo Artístico de Barcelona, donde se enseñaba dibujo y pintura. Con solo 14 años entró a trabajar como aprendiz en el Estudio LLO/AN (Llorca y Ángel Camacho), una de las empresas que pintaban y montaban las grandes carteleras de los cines de Barcelona. Hizo el servicio militar en Marruecos, donde realizó acuarelas retratando a la población local que acabaron conformando su primera exposición individual en Tetuán, fechada en un temprano 1952. Esta es la época en la que falleció su madre, a los cuarenta años de edad. Para entonces los hermanos Julio y Álvaro llevaban tiempo trabajando y sosteniendo el hogar. Los Gracia eran amigos y vecinos suyos, y mantenían con los Pradera una relación tan próxima como si fueran una sola familia. Álvaro y Jaume Gracia, de la misma edad, compartían también las aptitudes artísticas, por lo que sus trayectorias personales y profesionales estuvieron entrelazadas durante toda su vida.

Dos imágenes de sus primeros años. En la de la izquierda, de pie en el centro, Álvaro a sus 14 años como aprendiz en el taller del estudio LLO/AN. A la derecha, mi foto favorita: Unos jóvenes Álvaro y Gracia a comienzos de los años cincuenta.

A partir de 1960 comenzaron los años de su época de ilustrador y portadista, con cientos de propuestas publicadas casi exclusivamente para las colecciones de Plaza & Janés (Libros Plaza, Libros Alcotán, Libros Reno, G.P. Policiaca, Perry Mason, Lauro, Cisne, Los novelistas del día), aunque también se encuentra su firma en otras editoriales (Verón, Toray). También recibió algunos encargos a través del ilustrador Joaquín Vehí y realizó portadas a través de una agencia, probablemente Bardon Art, para el mercado británico; en concreto hemos podido rastrear 15 cubiertas para Commando Comics y alguna otra que se publicó en libros de bolsillo de Digit Books.

También de mediados de los sesenta son una serie de carteles para cine, esencialmente para la distribuidora Mahier, que en esa época fue la encargada de las reposiciones de clásicos de Metro Goldwing Mayer. Siendo uno de los pocos cartelistas cinematográficos de su época que pudieron firmar sus obras, sus trabajos para cine nunca han estado reconocidos al nivel de las figuras de Mac o Jano, pero son igualmente reivindicables.

Cubiertas para Libros Reno (Ediciones G.P.)

Cubiertas para G.P. Policiaca (Ediciones G.P.)

Cubiertas para Digit Books

Cubiertas de Commando Comics, comienzos de los setenta (D.C. Thomson)

Carteles de cine para la distribuidora Mahier, de mediados de los sesenta

Cubiertas de la colección Rotativa (Plaza & Janés, mediados de los setenta). Álvaro supo adaptar su estilo a las nuevas tendencias, menos pictóricas y más conceptuales, aunque otras editoriales ya las habían incorporado muchos años antes.

A partir de los setenta decidió centrarse más en su faceta como pintor, un ámbito que nunca había abandonado. En su trayectoria abundan los encargos privados de retratos y los temas ecuestres, en un estilo que fue evolucionando del realismo a la introducción de elementos surrealistas y a composiciones fragmentadas, aunque siempre se definió como un pintor realista y figurativo. Algunos de los encargos singulares de esta época fueron para la ganadería de la familia Domecq o con el locutor y presentador Pepe Antequera, retratando a los clientes que pasaban por su local en la noche barcelonesa

La obra pictórica de Álvaro está llena de caballos y más caballos, hasta en el retrato de Pau Casals

Gran admirador de Salvador Dalí, le retrató en varias ocasiones. En este cuadro Álvaro se incluye a sí mismo en la obra como centauro.

El Álvaro retratista de los años setenta. A la izquierda posa con el retrato ecuestre del rey, pieza central de una de sus exposiciones. En el centro con Pepe Antequera y Tony Ronald en una de las ediciones del festival Los Olés de la Canción. A la derecha con el futbolista Carles Rexach

Su última etapa está marcada por los viajes y estancias en Sudamérica, a partir de 1980. Se instaló primero en Ecuador y después en Venezuela, exponiendo y aceptando encargos particulares. En Quito se conservan dos grandes murales suyos, en el Centro Español y en el Quito Tenis y Golf Club.

Varios de los paneles del mural para el Quito Tenis y Golf Club (Ecuador)

 Álvaro falleció el 31 de marzo de 1985, a los 55 años de edad, el mismo año en que se cerró la colección Libros Reno. Jaume Gracia, que mantuvo su trabajo con la editorial hasta el final, se había ido unos meses antes.

Quiero agradecer a Laura Pradera, hija de Álvaro, su colaboración por todos los datos y fotografías aportadas. Espero haber sido fiel a su memoria. Para los demás, gracias por leer hasta aquí. Este es un proyecto abierto, así que cualquier aportación sobre este o algún otro autor será bienvenida. Hasta pronto.

1. Muntañola Inglada d’Oduber, Roser: “Art i vida. Notes autobiogràfiques”. Ajuntament de Santa Perpètua de Mogoda, 2015, p. 77-78