Soulé & Spagnuolo: Dos argentinos en Bruguera
No fueron muchos los años en que trabajaron juntos para Editorial Bruguera, pero los suficientes como para diseñar una serie de colecciones todavía hoy recordadas.
El punto de partida en este viaje transatlántico es una entrevista al ilustrador Isidre Monés, publicada en Tebeosfera1 , donde nos habla así de sus colaboraciones con Editorial Bruguera:
Bueno, pues resulta que a principios de los ochenta aterrizaron por Bruguera (nunca los había visto antes) dos grafistas argentinos muy capaces e innovadores, Nesle Soulé y Spagnuolo. Yo por entonces ya era un ilustrador de la casa, pues tras los cromos vinieron muchas otras cosas, cuadernos de colorear, un bonito Oliver Twist, etc.
Supongo que cayeron bien a la editorial y yo a ellos, pues en poco tiempo se hicieron con el diseño y dirección de varias colecciones y yo con el encargo de no menos de 250 cubiertas. (…) Vistos en conjunto, los diseños de ese par de grafistas del otro lado del charco modernizaron el panorama editorial.
Efectivamente, si revisamos el amplio catálogo literario de Bruguera entre 1978 y 1984, muchas de sus cubiertas y colecciones vienen atribuídas a Neslé Soulé, en ocasiones en solitario y otras acompañado de Carlos Spagnuolo o Víctor Viano, ambos también de origen argentino. Sobre la trayectoria de Víctor Viano hay un artículo de Faride Mereb en alphabettes.org que recomiendo. Este trabajo ha sido recientemente ampliado y publicado en el nº 7 de Design Brief, el boletín de la Katherine Small Gallery de NY. Pero de Soulé y Spagnuolo nada sabíamos. Pregunté al propio Isidre Monés si había mantenido contacto con ellos tras su etapa de colaboración, pero no volvió a saber nada de ninguno de los dos. Sí me confirmó que Bruguera -lo cual no es ninguna sorpresa, por otra parte- jamás le devolvió sus originales.
Para su libro Seis diseñadores argentinos de Barcelona (Santa & Cole, 2006), Norberto Chaves escogió a los más reconocidos de la oleada llegada en los sesenta y setenta a España: dos diseñadores industriales -Jorge Pensi y Alberto Lievore- y cuatro grafistas -Carlos Rolando, Ricardo Rousselot, Mario Eskenazi y América Sánchez-. Destacados todos ellos no solo por la calidad de su trabajo sino también por la entidad de sus clientes y el reconocimiento público. Cinco de los seis han sido Premios Nacionales de Diseño, y Rousselot, cansado de presentarse, ha reconocido en alguna entrevista que ya no le interesa a estas alturas. A finales del año pasado se estrenó un documental sobre su figura, Letras que marcan, así que podemos considerarle suficientemente reivindicado. El más interesante para nuestro ámbito es Eskenazi, que también firmó varias cubiertas para Bruguera a finales de los setenta en la colección Libro Amigo y ya en los ochenta para Los Jet de Plaza y Janés, en ocasiones a dúo con el citado Víctor Viano.
Pero ahora vamos con nuestros dos olvidados. No fueron muchos los años en que trabajaron juntos para Bruguera, pero los suficientes como para diseñar una serie de colecciones todavía hoy recordadas. No habíamos podido obtener información personal sobre ninguno de los dos hasta dar con sus familiares. Gracias a Ariel Soulé y a Alejandra Spagnuolo por facilitarnos los datos biográficos que incluímos en este artículo.
Neslé Soulé: Orígenes.
Neslé Omar Soulé Mariotti nació en 1924 en Zárate, ciudad situada a unos 90 km al noroeste de la capital argentina. El apellido de su padre es de origen francés. Jean Marie Soulé, junto a gran parte de su familia, llegó a Argentina procedente del sur de Bordeaux, probablemente de la ciudad de Coutras. Al poco de llegar los familiares se separaron, y mientras una parte continuó hacia La Pampa, buscándose la vida en el rural, la otra permaneció en Buenos Aires. Jean Marie se quedó en la capital y fue encadenando trabajos diversos. Allí conoció a Olimpia Mariotti, originaria de la provincia italiana de Chieti, en la región de Abruzzo. Se casaron en 1922 y tuvieron tres hijos: Elma, Neslé y Elso Soulé.
Jean Marie Soulé acabó trabajando como estibador en el puerto, cargando y descargando carne de las cámaras frigoríficas. La dureza del trabajo fue minando su salud hasta que enfermó de tuberculosis y acabó falleciendo cuando Neslé tenía apenas nueve años. Debido a la muerte del padre las dificultades económicas surgieron inmediatamente y Neslé comenzó a trabajar desde muy joven. Su primera ocupación ya se aproximó a lo que se dedicaría en el futuro, aunque con diferentes cargos y responsabilidades: aprendiz gráfico. No conocemos el nombre del estudio ni del profesional que lo inició en el oficio, aunque sí sabemos que al mismo tiempo cursó estudios de gráfica y diseño.
Inicios profesionales
Los primeros trabajos de los que tenemos constancia son como creativo publicitario. En el año 1948 estaba realizando campañas para ESSO (Standard Oil), el mismo año en que se casó con Ofelia Elisabeth Cesana en Buenos Aires. A comienzos de los cincuenta trabajó como director de arte para Rank Organisation e inmediatamente después como director creativo en las delegaciones argentinas de grandes agencias de publicidad americanas como Walter Thompson y McCann Erickson.

Es la edad dorada del sector publicitario en Argentina. Parte de la actividad de los grafistas publicitarios puede seguirse a través del Club de Directores de Arte, entidad nacida como remedo de la Art Directors Club of New York y que agrupaba a los más destacados profesionales de la ilustración y directores de arte de la época. En su número de diciembre de 1960, la revista Ímpetu, publicación orientada al mundo publicitario y la industria gráfica, recoge varias informaciones sobre la Exposición de Arte Publicitario, entre ellas un artículo titulado “Nuestra XIII Exposición, por Neslé O. Soulé, presidente del Club de Directores de Arte”.2 Así que, aunque no tenemos datos sobre la fecha de su nombramiento, si podemos constatar que en 1960 Neslé Soulé era su presidente.
Las imágenes que siguen provienen del blog de Osvaldo Laíno, histórico publicista, humorista gráfico y director de la revista Dibujantes; su testimonio es una fuente única para hacerse una idea de la efervescencia del ámbito de la ilustración argentina en aquella época.



La creación del Instituto de Directores de Arte
Desde sus inicios en 1955, la Escuela Panamericana de Arte (EPA) fue el lugar de referencia para formarse como profesional de la ilustración. Fundada por Enrique Lipszyc, seguía el modelo norteamericano de Alex Raymond, rodeándose de grandes nombres de la profesión como docentes, los llamados “famosos artistas”, incidiendo en las clases prácticas y orientada al mercado laboral con las especialidades de Ilustración, Publicidad, Historieta, Humorismo y Pintura. En cuanto al dibujo publicitario, el enfoque de la EPA estaba centrado sobre todo en diagramación y gráfica, con poca teoría estratégica. Para saber más sobre la EPA recomiendo este artículo de Judith Gociol, coordinadora del Archivo de Historieta y Humor Gráfico de la Biblioteca Nacional de Argentina, publicado en la Revista de la Asociación de Dibujantes de Argentina

Buscando ofrecer una formación más orientada al sector publicitario, algunos miembros salidos de la EPA (Pablo Pereyra, Alberto Breccia y Ángel Borisoff) junto a Viriato Peña, Anastasio Mayoral, Ángel N. Silva y Neslé Soulé fundaron en 1965 el Instituto de Directores de Arte (IDA). También se diferenciaron de la EPA en que la programación cultural pasó a ocupar una posición relevante, siendo habituales las conferencias, exposiciones y conciertos. Soulé se convirtió así en profesor, impartiendo las materias de teoría de la comunicación, marketing y dirección de arte. Su experiencia docente no duró mucho. En 1967 dejó su país y se instaló con toda su familia en Barcelona trabajando para la agencia argentina Naicó Propaganda.
Allí conoció, entre otros, a Carlos Rolando, llegado también ese mismo año a la ciudad, y con quién entabló una duradera relación personal. El fotógrafo que colaboraba con Soulé era el italiano Roberto Dry, propietario de una pizzeria en Casteldefells y lugar de parada obligatoria de italianos publicitarios a su paso por Barcelona. Soulé, cliente habitual, conoció allí a Sergio Mambelli, director creativo de la agencia Masius-Omnia de Milán. Mambelli lo convenció para trasladarse a Italia y trabajar en en la nueva marca que el grupo Barilla iba a lanzar: Mulino Bianco. Permaneció allí hasta 1976, año en el que retornó a Barcelona para fundar Neslé Soulé y Asociados, comenzando su trabajo con editoriales como grafista y director creativo.

La llegada de Carlos Spagnuolo
Por su parte, Carlos Spagnuolo trabajó largo tiempo en Buenos Aires para la agencia Walter Thompson como publicista y grafista, o como él mismo cuenta que se les denominaba en una entrevista en 2013, bocetista. Allí coincidió por primera vez con Soulé, nueve años mayor que él.

Casado con Norma Nanni y padre de dos hijas, ante la inestabilidad del país y viendo peligrar su vida abandonó Argentina a finales de 1975. Aunque no estuviese significado políticamente empezó a ser seguido, probablemente por el hecho de haberse negado a hacer publicidad para el gobierno peronista. Finalmente acabó tiroteado, aunque no fue herido de gravedad. Frente a esta situación se exilió en Madrid, primero él solo y seguido por su familia al año siguiente. En 1979 se mudaron a Barcelona, donde comenzó su colaboración con Soulé.
Las colecciones literarias de Bruguera
Una de las razones que se han barajado para explicar la caída definitiva de Editorial Bruguera a mitad de los ochenta ha sido su apuesta por la edición literaria y el abandono progresivo del tebeo y el bolsilibro, con el que tanto éxito había conseguido, pero lo cierto es que eran muchos los factores en juego en un contexto sacudido por la competencia con otros medios y sobre todo por la crisis en Latinoamérica -su mayor mercado-. Sus grandes colecciones de libros de bolsillo ya se habían puesto en marcha al comenzar los años sesenta. El Departamento de Ediciones Generales, creado en 1959, arrancó con la colección de bestsellers Joyas Literarias, bajo la dirección de Jorge Gubern. Su colección más longeva y popular, Libro Amigo, creada en 1965, se mantuvo activa veinte años, hasta el cierre de la editorial. En ella publicó Bruguera cientos de volúmenes en un formato que apenas se renovaría hasta la llegada de la ola argentina. Sobre estos primeros años de Libro Amigo publicó Josep Mengual un completo post en su siempre recomendable blog negritasycursivas.

El camino sin retorno de Bruguera hacia los libros para adultos también tiene a un argentino detrás. Ricardo Rodrigo, que había llegado a la editorial en 1973 como corrector de estilo, fue nombrado director literario en 1977 y se convirtió en el mayor impulsor de las nuevas colecciones. Luego dejaría Bruguera en 1981 con otro de sus directivos, el también argentino Roberto Altarriba, para fundar junto a Carmen Balcells un proyecto en aquel momento totalmente innovador, la empresa de servicios editoriales RBA (Rodrigo, Balcells, Altarriba). Y no eran los únicos expatriados de la casa. Rodrigo contrató a su compatriota Juan Carlos Martini para dirigir la nueva colección Serie Negra, integrada en Libro Amigo. También eran de origen argentino muchos de los traductores de estas obras: Juan Rodolfo Wilcock, Homero Alsina Thevenet o Marcelo Cohen3.
El propio Martini es el autor de un breve relato, protagonizado por Pacho Soulé (como era llamado por sus conocidos), que nos ayuda a hacernos una idea de la precaria situación de estos exiliados o expatriados argentinos en la Barcelona de la transición4. En la fría mañana en la que discurre la acción de “Vía Layetana”, Soulé (inequívocamente descrito con “sus bigotes de gondolero veneciano en una tarjeta postal“) mantiene con sus compañeros una conversación, aparentemente trivial, mientras esperan su turno a las puertas de la comisaría para renovar su visado de tres meses, siempre con la incertidumbre de ser deportados si se lo niegan.
Pero sigamos con las colecciones. El primer cambio notable fue la renovación de Libro Amigo, con una propuesta que se alejaba de los gruesos volúmenes al estilo Garnier-Flammarion y se acercaba a la exitosa El Libro de Bolsillo de Alianza Editorial.
En la Guía Visual de la Editorial Bruguera 1940-1986 de Tino Regueira (Glénat, 2005) hay varias páginas dedicadas a las colecciones literarias, e incluso una mención a nuestros diseñadores con apunte técnico interesante: “Soulé es un mago de la repromaster, con la que sobreexpone fotos hasta convertirlas en dibujos”. Hoy día es una pieza de museo, pero hace 40 años la Repromaster era una herramienta de trabajo indispensable para los diseñadores. Básicamente consistía en una cámara reprográfica vertical que permitía realizar copias y ampliaciones de los elemento que iban a componer la cubierta y preparar la plancha (master) para la impresión offset. Variando los niveles se conseguía el efecto de alto contraste que señala Regueira. Gran parte de los recursos usados para sus cubiertas eran fotografías e ilustraciones de archivo, un material que una vez recortado, ampliado, duplicado o virado de color nos daba las características cubiertas de Soulé y Spagnuolo.
Libro Amigo era un contenedor en el que cabía todo. Las series de autor (Conrad, Calvino, Asimov, …) les permitían dotar al conjunto de unidad gráfica. En esto también se parecían al Libro de Bolsillo de Alianza.
En el caso de la novela negra/policial que coordinaba Martini, ya se habían publicado en Libro Amigo varios títulos bajo el nombre Serie Novela Negra, primero con cubiertas de Jordi Sánchez (1977) y luego de Soulé-Spagnuolo (1979). Los dos firman de nuevo en 1980 el relanzamiento de los títulos anteriores y otros más con su propia cabecera y numeración, igualmente dentro del contenedor Libro Amigo. La serie llegó hasta el número 84, con Asesinato en la Convención de Isaac Asimov.
Nuevas colecciones
Las nuevas colecciones impulsadas por Rodrigo intentaron cubrir varios campos, desde la “literatura de calidad” a la explotación del fondo del catálogo. La propuesta en el primer ámbito fue la creación de Narradores de Hoy en 1979, una colección de literatura contemporánea donde se reeditaron tanto clásicos modernos como novedades, a veces en colaboración con otras editoriales como Alfaguara. La colección se inició con el primer volumen de la obra completa de Cesare Pavese. El formato era lo que se denomina trade paperback, o sea, tapa blanda o rústica con solapas, un formato a caballo entre el bolsillo y la tapa dura que llegó para quedarse hasta hoy. Soulé y Viano son los creadores de la línea gráfica sobria pero claramente identificable con tres franjas combinando dos colores en las que destaca sobre todo el nombre del autor. Aquí se publicaría en 1981 Crónica de una muerte anunciada, hito en la historia de la edición en España por tratarse del mayor anticipo pagado nunca a un autor gracias a las artes negociadoras de Carmen Balcells. Otros editores aprovecharían este hecho a la hora de buscar argumentos sobre las causas de la posterior quiebra de la editorial.
CLUB Bruguera (Colección de Literatura Universal Bruguera) fue la apuesta fuerte de la editorial para ensayar un producto que arrasara en los kioscos. Una tirada descomunal de 300.000 ejemplares a precio muy ajustado (195 pesetas), tapa dura, periodicidad semanal, inversión en publicidad, catálogo cerrado de 100 números y títulos muy atractivos para comenzar aunque ciertamente heterodoxos viendo el conjunto. Al CLUB Bruguera le siguió CLUB Joven, misma fórmula y diferente público, ahora con ilustraciones interiores y en la cubierta. Aunque no se suelen encontrar hoy día, venían con sobrecubierta, diseñada también por Soulé. En el caso de CLUB Joven, los créditos incluyen a los dos, Soulé y Spagnuolo.

El público latinoamericano era el mayor mercado de la editorial y Bruguera realizó una gran inversión en publicidad, como este anuncio de televisión de la colección CLUB Joven emitido en Ecuador.
En 1981 apareció una nueva propuesta para relanzar el fondo de novela negra y policial, en una colección que resultaba innovadora de puro retro. Soulé y Spagnuolo trajeron de vuelta el formato pulp americano, tomando como referencia revistas como Dime Detective Monthly, y sobre todo, Black Mask: un tamaño generoso (17,5x23,5 cm), texto a dos columnas e ilustraciones interiores. El nombre tampoco era original. Ya a finales de los cincuenta la Compañía General Fabril Editora había sacado en Argentina una colección del mismo título, con cubiertas de Juan Ángel Cotta. Club del Misterio llegó a los 149 números, con cubiertas ilustradas en su mayoría por Isidre Monés. El resto las firmaron Ricard Fané, Salvador Fabá, y ya en los últimos números un no identificado Estudio General. De las ilustraciones interiores se encargaron otros autores, algunos de ellos nombres habituales de la casa Bruguera. No se si están todos pero he podido contar a Eduardo Feito, Edmond F. Ripoll, Francisco Puerta Aparicio, Julio Vivas, Carlos Freixas y Juan Martínez Osete.
Hay más colecciones, pero sólo comentaré otro par de ejemplos; tampoco tiene intención completista este artículo. La Colección Naranja (1980-83) fue otro refrito de 130 títulos enteriormente publicados, y otra vez con dos series internas con su propia numeración: La Serie Misterio y la Serie Ciencia Ficción, en este último caso de nuevo con ilustraciones de Isidre Monés.
No todo eran éxitos. La colección La Novela de Papel (1985) insistía en la idea de traer al presente formatos de otra época, en este caso las revistas de novela corta de entreguerras (La Novela Semanal, Los Contemporáneos o La Novela Breve, por citar algunas). El diseño venía acreditado a Soulé y Jaime Pla, pero solo duró unos meses.
Después de Bruguera
La colaboración entre Soulé y Spagnuolo se mantuvo pocos años, y antes de que la situación de Bruguera se hiciera insostenible ya estaban diseñando colecciones literarias en otros sellos. Soulé aparece acreditado como responsable del diseño de las colecciones Bestsellers Planeta, Bestsellers Serie Negra, publicadas por Planeta y Grandes Aventuras, bajo el sello Forum (o sea, también Planeta). RBA era la verdadera impulsora de estas colecciones, creadas para mantener la “fórmula Rodrigo”. Casi todas las novelas elegidas contaban con su versión cinematográfica, lo que simplificaba la elección de la imagen de la cubierta, fuera fotograma, cartel o imagen promocional; a veces coloreadas para evitar el blanco y negro, pero poco más.
También Soulé es responsable en esos primeros ochenta del rediseño de dos de las colecciones en formato trade más destacadas de Seix Barral: Biblioteca de Bolsillo y Biblioteca Breve. En estos casos la solución gráfica pasaba muchas veces por tirar de la historia del arte. La relación con el contenido de la obra podía ser tar sutil que a veces era invisible.
También había en Soulé un pintor y un dibujante. Su nombre aparece como autor de las ilustraciones en color de al menos tres libros (los tres sobre pájaros) de los Cuadernos de Campo de Félix Rodríguez de la Fuente, una serie de 60 volúmenes publicados en 1978 por Editorial Marín.
En Buenos Aires hay dos referencias a exposiciones individuales conservadas en el Centro de Documentación para la Historia de la Artes Visuales en la Argentina de la Fundación Espigas. Una en la Galería Galatea (1959) y otra en la Galería Witcomb (1962). No tenemos datos sobre su obra pictórica de esa época, pero sí que en España siguió pintando, cuando su trabajo se lo permitía, y hemos encontrado algún ejemplo de obras más tardías y al menos una exposición individual en la Galería Schubert de Milán en 1989, que en aquel momento representaba a su hijo Ariel, también pintor. En 1995 participó en la exposición colectiva Aires del sur: primera exposición de pintores argentinos en Catalunya, organizada por la Galería Catalònia. Esa es la última referencia que tenemos de él. Neslé Soulé falleció en Barcelona el 9 de mayo de 2019.

Por su parte, Spagnuolo montó su estudio en solitario, bajo el nombre de Terceto, en la calle Muntaner. En los años siguientes continuó su labor orientado al diseño editorial para Argos-Vergara y Plaza & Janés. Suya es, por ejemplo, la renovación de la colección de ensayo Tribuna de P&J.
A través de una reveladora entrevista telefónica con su hija Alejandra, que en esa época colaboraba con su padre como correctora ortotipográfica, supimos que algunas propuestas de colecciones se elaboraban íntegramente desde el estudio. Así nació la colección Biblioteca Letras del Exilio (1984-86), conceptualizada y diseñada por Spagnuolo y con ilustraciones de Carlos Killian.
Cuando el sector editorial entró en crisis, Spagnuolo aceptó un trabajo para la agencia Masla Publicidad en Vitoria-Gasteiz y la familia volvió a mudarse en 1989. En 1990 fundó una nueva agencia, Campbell & Partners Advertising, junto a Iñaki González-Oribe. Aunque trabajaron para grandes clientes de la zona como Heraclio Fournier, el sector publicitario en Euskadi no tenía la fuerza del Buenos Aires de los sesenta ni la efervescencia de la Barcelona de los ochenta, por lo que su carrera nunca volvió al nivel anterior. Spagnuolo encontró refugio en la radio, escribiendo y presentando programas en diversas emisoras. El más conocido sería La Tanguería, que se mantuvo en antena desde mediados de los noventa, primero en Radio Vitoria y luego en Hala Bedi, desde 2002 hasta su última emisión en 2018. Falleció el 16 de junio de 2019, a los 85 años de edad, poco más de un mes después de Soulé. Quiero cerrar con esta entrevista que Txerra Díez Unzueta le hizo en 2013, en la que habla un poco de todo: su salida de Argentina, el trabajo creativo, un poco de tango, un poco de política; una conversación ideal para hacernos una idea de su honda calidad humana.
ISIDRE MONÉS, JAVIER ALCÁZAR (2010): "Entrevista a Isidre Monés", en Tebeosfera, segunda época , 5 (28-II-2010). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla.
IMPETU Año 27, no. 317, dic. 1960 - Buenos Aires
Véase el trabajo de investigación de Alejandrina Falcón sobre este tema: “Disparen sobre el traductor: apuntes acerca de la figura del «traductor exiliado» en la serie Novela Negra de Bruguera (1977-1981)“
JUAN CARLOS MARTINI, “Via Layetana”, Hispamérica, Año 14, No. 42 (Dec., 1985), pp. 125-128. Luego incluído en su libro de relatos Barrio Chino (Norma, 1999)